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Tormenta en el Mar de Galilea por Rembrandt, 1632. La tempestad calmada es uno de los milagros de Jesús en los Evangelios, concretamente en Mateo 8:23-27, Marcos 4:35-41, y Lucas 8:22-25.
Con una palabra rápida de Cristo, la tempestad amainó y el mar se calmó (Marcos 4:39). Cuando Jesucristo calma la tempestad, los apóstoles se maravillaron ante esta poderosa demostración de la habilidad sobrenatural de Jesús sobre los elementos (Lucas 8:25).
Jesús calma la tempestad ( Mr. 4.35-41 ; Lc. 8.22-25 ) 23 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. 24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. 25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! 26 Él les dijo ...
(Mr 4:35-41) Jesús calma la tempestad y se revela como el Señor de la Creación. (Mr 5:1-20) Su encuentro con el endemoniado gadareno pone en evidencia su poder sobre los más fieros satélites del diablo.
Jesús calma la tempestad. 23 Cuando entró Jesús en la barca, Sus discípulos lo siguieron. 24 Y de pronto se desató una gran tormenta en el mar de Galilea, de modo que las olas cubrían la barca; pero Jesús estaba dormido. 25 Llegándose a Él, lo despertaron, diciendo: «¡Señor, sálvanos , que perecemos!».
En el Evangelio de Marcos, capítulo 4, versículos del 35 al 41, se relata el pasaje en el que Jesús y sus discípulos atraviesan el mar de Galilea en una barca. Una fuerte tempestad se desata, provocando que las olas golpeen la barca y que los discípulos teman por sus vidas.
En el Evangelio de Marcos, Jesús y sus discípulos se embarcaron en un viaje a través del mar de Galilea. Mientras navegaban, una violenta tormenta azotó el barco, poniendo en peligro sus vidas. Los discípulos, presos del pánico, despertaron a Jesús, que estaba durmiendo tranquilamente.
