Resultado de búsqueda
El civismo (del latín civis, ciudadano y civitas, civitatis, ciudad) o urbanidad se refiere a las pautas mínimas de comportamiento social que nos permiten convivir en sociedad de manera civilizada. El civismo nace de la relación de una persona con su localidad, nación y estado.
El civismo es la conducta que desarrollan los seres humanos inspirada en el respeto, la tolerancia y la convivencia, como consecuencia de su integración en sociedad. En definitiva, la pacífica convivencia entre las personas que comparten un determinado espacio, ya sea a nivel global, local o entre los vecinos de un barrio concreto.
El civismo, por lo tanto, supone respetar los derechos de los demás y cuidar los espacios públicos y el medio ambiente. Si todas los integrantes de la sociedad actuaran con civismo, no habría violencia, ya que los conflictos se solucionarían a través del diálogo y del accionar institucional.
El civismo es el fundamento del respeto que nos debemos unos a otros al vivir y formar parte de la sociedad. No obstante, es necesaria la comprensión compartida de lo que debería ser esa línea de base de respeto.
Según Emmanuel Levinas, el civismo se refiere a la idea de que la ética se basa en la relación entre el Ser humano y el Otro. En este sentido, el civismo se refiere a la responsabilidad de proteger y respetar la vida del otro, y la construcción de una sociedad que promueve la justicia y la igualdad.
Desde una perspectiva conceptual, el civismo es el reflejo de una ciudadanía consciente y comprometida. Es el reconocimiento de que cada individuo tiene un papel en la construcción de una sociedad justa y armoniosa. El civismo es la base de la colaboración y el respeto mutuo.
Se entiende que el civismo implica no transgredir las pautas que permiten vivir pacíficamente en comunidad. El civismo, por lo tanto, supone respetar los derechos de los demás y cuidar los espacios públicos y el medio ambiente.