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“Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella” «Así también los maridos deben amar a sus esposas tal como Cristo amó a la iglesia. Él entregó su vida por ella », (Efesios 5:25).
Dice el apóstol a los esposos: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla…. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.”
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia […] Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
Maridos, amen a su esposas y no sean rudos con ellas. Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque eso es agradable al Señor. Padres, no exijan demasiado a sus hijos, para que no se depriman ”. La familia es la Iglesia doméstica. Bajo esta luz recogemos otra dimensión de la familia.
Efesios 5:25 nos dice: “Maridos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella”. Este pasaje destaca el mandamiento de amar al cónyuge como a uno mismo y muestra el modelo de amor sacrificial que Jesús mostró en su crucifixión.
Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
Por lo tanto, así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las esposas deben estarlo a sus esposos en todo. Maridos, amen a sus esposas tal como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella».
