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  1. En Romanos 6:16-18 se nos dicen que somos esclavos a aquel que obedecemos, ya sea obediencia al pecado o la obediencia a la justicia. Vamos a ser esclavos de Dios, de quien recibimos nuestros dones de santificación y la vida eterna.

  2. Las personas son esclavas del pecado tanto por su naturaleza humana caída (a menudo referida por los teólogos como pecado original) como por sus acciones. Sin embargo, cuando una persona llega a la fe en Jesucristo, es "liberad[a] del pecado" (Romanos 6:18).

  3. Una vez fueron esclavos de sus deseos pecaminosos, como lo fuimos todos. Ahora, sin embargo, se han vuelto obedientes de corazón y se han comprometido a obedecer la enseñanza de la verdad de Dios. De hecho, escribe ahora Pablo, se han convertido en esclavos de la justicia.

  4. 18 de jun. de 2024 · En Juan 8:34 Jesús le dice a los incrédulos fariseos: «De cierto os digo que todo aquel que practica el pecado es esclavo del pecado». Jesús utiliza la analogía de un siervo y su amo para señalar que un siervo obedece a su amo porque le pertenece.

  5. Que ahora están avergonzados de las cosas que solían hacer, cosas que terminan en la condenación eterna; 22 pero ahora quedaron libres del poder del pecado y se han hecho esclavos de Dios. Ahora hacen las cosas que llevan a la santidad y que dan como resultado la vida eterna.

  6. El apóstol Pablo se dirige a los creyentes en Roma para recordarles que antes de conocer la verdad del evangelio, todos ellos eran esclavos del pecado. Esta situación es común a todos los seres humanos, ya que desde nuestro nacimiento, somos propensos a fallar y a desobedecer a Dios.