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  1. EL CHICO DE LAS GAFAS, PARTE 1. ORIGENES Y COMIENZOS. Perpetrado por Oskarele. Junto a Charles Chaplin y a Buster Keaton, y con permiso del genial Fatty Arbuckle, la Sagrada Trinidad del cine cómico mudo se completa con el magnífico Harold Lloyd, sin duda alguna uno de los cómicos más grandes e importantes de la historia del cine.

  2. 23 de abr. de 2008 · Harold Lloyd (1893-1971) supo componer un formidable personaje cómico, de grandes anteojos que no usaba en la vida real y sombrero de paja, que despedía la impresión de no haber roto nunca un plato. Su pinta de lechuguino pálido acentuaba la comicidad de las historias que interpretaba con su personaje deEl chico”. 1) Un fragmento de Sobre la valla (1917), uno de los cortos en que ...

  3. Harold Lloyd: El tercer genio es un documental biográfico de 1992 que relata la vida y carrera de Harold Lloyd, uno de los tres grandes genios de los primeros años de la industria del cine. Retrata sus logros en el cine mudo como uno de los principales pioneros del cine cómico, así como los desafíos y problemas a los que se enfrentó a lo largo de su carrera.

  4. Noticias, actualidad, álbumes, debates, sociedad, servicios, entretenimiento y última hora en España y el mundo

  5. 7 de ene. de 2009 · De ahí que su forma de hacer comedia se diferenció de las de Harold Lloyd y ... A sus 70 años el actor cómico recibió antes de ... así comenzó la invasión alienígena que calló al mundo.

  6. 24 de ago. de 2020 · La película más conocida de Harold Lloyd es El hombre mosca ( Safety Last!) estrenada en abril de 1923. Producida por Hal Roach, fue dirigida por la dupla de Fred C. Newmeyer y Sam Taylor y distribuida por la filial americana de la francesa Pathé. El argumento sigue las aventuras de Harold, un joven que migra de su pueblo natal a Los ...

  7. El personaje creado por el cómico Harold Lloyd (1893-1971), natural de Nebraska, era un joven simpático de perenne sonrisa, de clase trabajadora cuyas gafas redondas de carey resaltaban su ingenuidad, a veces traducida en timidez (aunque dudo que jamás se le subiesen los colores porque llevaba la cara más blanqueada que una geisha), y otras veces en respeto a las absurdas normas impuestas ...